En Rusia! c:

-No mucho...

Unos pocos comercios por delante estaba el Museo Ruso. No creo que exista nombre más original.

Llegamos y abrí el portón de la entrada.

-Pasa ~

Entré rápidamente, el cansancio desapareció de un golpe.

-¡Vamos, vamos!- Sonreí y tironeé a Ivanna del brazo, bastante emocionado.

Fui hasta la taquilla.

-Una entrada, por favor.

Pagué y le entregué el ticket a Alfred. Miré a la vendedora de entradas con una cara siniestra, espero que me conociera, y entramos.

Había muchos cuadros por todas partes, pintados por autores de nombre semi-impronunciable.

Corrí por todos lados, olvidando que era un museo.

-¡Oh! ¡Mira!- Leí el nombre de un autor y preferí pasar de largo -Oh...-Otro nombre demasiado difícil para mí

Con el tercero desistí de tratar de leerlos, y me conformé con mirarlos.

-¿Oye, Ivanna, en serio esos son nombres?- Pregunté bastante fuerte, apuntando un rectángulo bajo una pintura.

Asentí.

-Mira a ese señor de ahí.

Y señalé muy groseramente a un visitante cualquiera.

-Seguro que el nombre "Alfred" le parece rarísimo.

-¿E-en serio?

Era prácticamente imposible de creer. De todos modos me sentí genial.

Perdí la concentración rápidamente, y la gente ya me estaba mirando mal, creo que no les agradaba que fuera tan ruidoso.

-...¿Hacia dónde están las esculturas?

Miré hacia todos lados, bastante ansioso. Jalé a Ivanna del brazo nuevamente.

-Ah.

Al parecer le gusta el tema del arte.

-Por este pasillo, ven.

Al fondo del pasillo se podía distinguir una sala amplia con un cartel de "Nueva exposición"

-¡Oh! ¡Vamos, vamos!

Corrí hacia allá y luego volví con Ivanna, la tomé del brazo y corrí con ella para que se apurara.

Me apuré, Alfed quería llegar cuanto antes.
Entramos en la sala. Había esculturas de todo tipo, un conejo, una cara deforme, un jarrón, un busto...

Me acerqué a uno parecido a un búho. Era mucho más grande y siniestro que uno real. Tenía grandes ojos rojos y plumas desgarradas.
Lo señalé.

-¡Qué bonito! Alfred opina lo mismo, ¿da?

Miré al búho que señalaba Ivanna. No pude evitar estremecerme.

-S-sí claro...

Miré rápidamente hacia otro lugar. Probablemente esa escultura me haría soñar pesadillas.

-...M-me gusta más el conejito de allá...- Sonreí de lado

Me giré y vi la estatua del conejito.

-¡Ah! Sí, y con orégano y al horno ¡te gustará más!

Sonreí y empecé a maquinar planes sobre cómo acabar con la vida de ese conejo de cerámica.

Suspiré y cerré los ojos. De verdad asustaba.

-En realidad lo prefiero así...

Miré hacia otro lado otra vez.

Sí, estaba claro, tendría pesadillas.

-Oh, bueno ~

Miré una estatuilla de un pequeño bosque.

-¿Vamos a otra galería?

Volví a mirar a Ivanna

-Muy bien.

Sonreí, de hecho se me estaban quitando las ganas de estar en el mismo sitio del búho y el conejito.

Fumos a otra zona del museo. Esta tenía cuadros sobre la ciudad.

-¡Oh, mira este!

Señalé un lienzo con un lago congelado y unos niños patinando.

Lo miré, un poco asustado, esperando que no fuera algo horrible.

-¡Oh! ¡Me gusta!

Sonreí, por fin algo que no diera miedo.

Corrí por el lugar, ya más contento.

-...¿Qué tan difícil será pintar algo así?- Señalé uno que me llamó la atención por el particular realismo que tenía.

Vi el que me señaló.

-Pues..hay que ser un artista nato, da. Y practicar mucho.

Parecía casi una foto. Si es que no lo era, claro. Lo toqué, aunque sabía que no se podía.

Sí, era pintado.

Pensé un momento, mirando como Ivanna tocaba la pintura. Sentí impulsos de hacerlo, pero me contuve. Después de todo, ni siquiera era mi país.

-...Debe ser genial tener un tale...- Callé de pronto- ¡Aunque me gustan más mis dibujos! ¡Hahaha!

Reí ruidosamente mostrando los dientes. Supongo que la mejor forma de creerte tus propias mentiras es diciéndolo con seguridad. Dejé de mirar la pintura y traté de buscar algunas no-tan-bonitas.

Le miré con curiosidad, nunca había visto uno de sus dibujos.

-¿Alfred-san dibuja tan bien como este señor?

Señalé un cartelito debajo del cuadro, indicando su autor.

-A-ahahaha...- Reí y me llevé la mano a la nuca, nervioso

-N-no dibujo c-como él, e-es un estilo distinto...Hahaha...

Miré hacia otro lado.

Ah, sería ese diseño neoyorquino del que tanto hablan.

-Me gustaría tener un dibujo de los tuyos.

Tal vez luego lo pueda vender en Ebay y llevarme dinero.

Me volví a mirar a Ivanna

-Oh, claro, cuando quieras te hago uno- Sonreí, ya menos inseguro

Cogí un folleto sobre una exposición del museo de una mesa y saqué un bolígrafo que tenía siempre en el bolsillo.

-¡Oh, ahora mismo, tal vez!

Sonreí, sé que le pillaba imprevisto. Le di el bolígrafo.

Ivanna me entregó un bolígrafo y me quedé de piedra. Los nervios me subieron así como habían bajado.

-O-oh...claro...

Dudé un poco antes de posar el bolígrafo sobre el folleto.

-¿P-pero qué quieres que dibuje?- Traté de atrasar un poco el proceso.

-Lo que mejor se te dé.

Ajá. Cuanto más bonito el dibujo, mejor.