En Rusia! c:

-Oh, no te preocupes. Esta gente no suele ser rencorosa...

De repente todo el mundo seguía a lo suyo.

-Aparte de que es probable que no te vuelvan a ver en la vida.

Empecé a comer lo mío.

-Sí, ese es el lado bueno.

Traté de moderar un poco mi voz, después de todo no estaba ni siquiera en mi continente, no me podía dar lujo de hacer lo que quisiera.

-¿Tan molesto soy?- Miré extrañado al resto de las personas. Creo que era una pregunta sin necesidad de respuesta, pues no era la primera vez que me sucedía. Me llevé el vaso de chocolate a la boca.

Pensé una milésima de segundo en todos los que le conocen. Mentirle ahora sería un poco...

-Da.

Bebí agua.

Asentí con la cabeza. Realmente no me importaba demasiado molestar o no.

Tomé otro sorbo de chocolate caliente y sonreí cuando mis gafas se empañaron por el calor. Cuando iba a llevarme el vaso a la boca nuevamente estornudé.

-¿Cómo te las arreglas para no coger una enfermedad con el frío que hace?- Suspiré

Me reí, parecía que Alfred llevaba gafas de esquí.

-Supongo que estaré acostumbrada... pero no sé por qué Raivis-kun dice que los virus me tienen miedo.

Ese niño letón es muy extraño. Está temblando todo el rato, tendrá algún problema grave.

Seguí comiendo la tostada con mermelada que pedí.

-Bueno...Sí, puede ser la costumbre. O quizá las dos cosas.- Sonreí al imaginarme aquella escena, tampoco lo ví como algo muy imposible, después de todo, Ivanna puede dar mucho miedo si se lo propone. Debe ser algo de familia.

Tomé el tenedor y comí otro trozo de mis waffles.

-¡Estos waffles están muy buenos!- Dije, tratando de moderar mi tono, y procurando tragar antes de hablar -¡Anda, pruébalos!-

Cogí un trocito con el tenedor y se lo acerqué a Ivanna como si de un niño pequeño se tratara. Reprimí mis ganas de hacer el show del avioncito, probablemente con otro espectáculo bullicioso me sacarían del lugar a patadas.

Asentí y comí un poco.

-¡Qué rico, está muy crujiente ~!

Los había visto en muchos sitios pero nunca me atreví a probarlos. Deben estar más buenos incluso con algún sirope de algo.

-¿De dónde són?

Alcé los hombros

-No lo sé, creo que de Francia. ¿Por qué?

Seguí comiendo.

-Ah, porque ahora sé que Francis-san me dará bastantes cuando le vea ~

Eso espero.
Acabé lo mío y me limpié con una servilletita.

-Avisa cuando acabes.

Asentí con la cabeza. Después de todo me quedaba muy poco.

-¡Listo!- Miré a Ivanna y luego busqué al mesero y le hice un gesto con la mano

-¡La cuenta, por favor!

Saqué la billetera y miré a Alfred.

-Pago yo, ¿da?

Bebí lo que quedaba del vaso de agua y lo dejé en el centro de la mesa.

-¿Eh? ¡Claro que no!

Llegó el mesero con la cuenta, saqué mi billetera y pagué antes de que Ivanna pudiera hacer algo.

-¿Vamos?- Me incorporé, sacando cuentas de que el cambio sería una buena propina.

-Pero tú eres el invitado..

Bueno, ya daba igual. Me guardé la billetera en el bolsillo de nuevo.

-Vale.

Me levanté de la silla y fui hasta la salida.

Al salir del lugar mi celular comenzó a sonar. Era Matthew.

Hablé un rato con él y corté.

-Tengo que irme... Al parecer Matthew, mi hermano (sí, tengo un hermano), tiene algunos..."problemas" con Francia- Suspiré -Tengo que ir a ayudarlo, ya sabes...ah, toma

Me quité el abrigo y se lo entregué a Ivanna.

-Te acompañaría a tu casa, pero creo que es un poco urgente...tu entenderás- Me rasqué la nuca y sonreí en señal de disculpa.

Asentí.

-No pasa nada ~

Cogí ese abrigo gigantesco, que parecía un animal salvaje muerto y me lo puse sobre el hombro.

Me pregunto qué "problemas" serán esos que tiene Matthew.

-Nos vemos un día de estos, ¿da?

Y me fui.