En Rusia! c:

Quizá había sido un error el haber llegado sin avisar, o siquiera hacer una llamada, pues parecía no haber nadie dentro de aquella casa.

-¿Ivanna?- Toqué la puerta otra vez.

Nada. Me quedaban dos opciones, irme, o entrar, opté por la segunda ya que la puerta estaba abierta, y no quería perder el viaje. Supuse que había alguien dentro. Cerré la puerta y busqué con la mirada rastros de vida.

-¿Ivanna? ¿Estás?-

Nada otra vez. Me encogí de hombros y me senté con toda confianza en el sofá y prendí la tv. Cambiando los canales con el control remoto (mi deporte favorito), me encontré con un programa de noticias.

-¿Eh? ¿Obama al rescate?-

Me quedé pegado en la tv, esperando el ampliado de la noticia.

Buff, qué sueño. No debí levantarme tan tarde, ahora tengo más sueño...un vaso de leche me dará más sueño pero bah, qué pereza da hacer un desayuno como es debido a estas horas. Me dirigí a la cocina.

Espera. Algo está hablando, o mejor dicho, alguien está hablando. Es una voz familiar, ¡ah! La presentadora de las noticias de la mañana. Entonces la televisión está encendida, pero que recuerde no la vi anoche...ALGUIEN o ALGO ha entrado.

Hmm...¿Reik-san? No...¿Hermano Rusia? Tampoco, la puerta estaría rota por los golpes...

Cogí el grifo y me asomé a la puerta del salón.

-¿Alfred? ¿Qué haces aquí si puede saberse...?

Nada, estaba en el sofá como si nada. QUIÉN le habrá dejado entrar.

-¡Ivanna!-Salté del sillón -¡Uff, que susto!-

Lo recordé de pronto. No estaba en mi casa. Era la casa de ella. Entrar a casas de otras personas sin avisar no es bueno.

-Oh, lo siento...Es que...no me abrió nadie, y me dió pereza volver a mi casa...¿Debí haber avisado antes de venir, no es así? ._.-

-Sí, eso es cierto.

Ahora recuerdo la personalidad de Alfred. Si tuviera que resumirla en tres palabras serían "todo-ahora-mismo". Ah, y "héroe", pero como que no. Además, hace frío fuera.

-No, no importa. Estaba dormida...me acosté tarde, da.

Bostecé.

Ahora que lo pienso. Aparte de que uno no puede entrar en las casas por ser raro, la puerta...la puerta está ahí.

-¿Cómo has entrado?

-¿Eh? ¿Que como entré?-

Miré hacia la puerta y la apunté

-Estaba abierta. ¡Por eso pensé que estabas!-

-Ah, es cierto, no la cerré anoche. Es un buen método anti-ladrones, da.

No es como saltar de un avión sin paracaídas y casi matarte, no no. Esto funciona de verdad.

-¿Quieres desayunar algo?

Me rasqué la cabeza y miré la televisión. Pasaban algo de residuos...

Miré la hora, y con la palabra "Desayunar" me entró hambre.

-¡Ok!- Sonreí

Sonreí y fui a la cocina.

-Veamos, cereales, pan de sándwich, leche...hay de todo, elige algo.

Fui sacando dos vasos mientras tanto.

-¡Muy bien!

Saqué cereales y leche, evitando el pan de sándwich a toda costa.

Iba a hacerme un sándwich pero...me parecía deshonesto comerlo delante de las narices de alguien que se muere por comer un pedacito pero no puede. Me llené el vaso de leche y comí una tostada, sólo una tostada con mantequilla, sin nada dentro.

-Buen provecho ~

Me senté en la mesa y empecé a comer.

Llené el vaso de leche y cereales, tomé una cuchara y comenzé a comer también

-¡Mmm! ¡Qué hambre tengo!-

Después de un rato ya me había tragado todo lo que estaba dentro del vaso.

-Se nota.

En un rato acabamos. Llevé todo lo sucio al fregadero y le eché un poco de agua, luego veré qué hago con eso. Volví a sentarme.

-¿Tienes frío? Puedo subir la calefacción.

-...Creo que sí, ¡Hace mucho frío por acá!

La palabra frío me recordó aquello, que había olvidado al comer. El frío de aquí era mucho más frío de el de mi casa. Froté mis manos. No me había puesto guantes, obviamente tenía que olvidar algo.

Asentí y fui hasta un pequeño panel con una rueda inscrustado en la pared, lo giré y volví a sentarme.

-Bien, ¿quieres hacer algo aquí? El día no está muy bueno como para pasear.

Pensé un momento

-...No se me ocurre nada. ¿Qué podemos hacer? Después de todo tu eres la dueña de casa-

Sonreí.

-Hum, veamos.

Saqué los dedos para contar.

-Televisión, juegos de mesa, hablar, hacer ejercicio, perdón, que hagas ejercicio, o planear la ofensiva contra Alemania, haha ~

Pestañeé un momento. Todas sonaban interesantes, menos la de hacer ejercicio.

-¿Y si...vemos televisión, hablamos, jugamos y planeamos la ofensiva?- c:

Pensé un momento. Podía hacer todas esas cosas a la vez, obviamente C8, pero no sería demasiado fácil.

-O...mejor juguemos algún juego de mesa...¡Pero que sea divertido!- Sonreí

Y con divertido me refería a uno en el que no se usara la mente.

Asentí.

-Veamos, creo que tengo parchís, ajedrez, Monopoly, Scrabble, oca y otros cuantos. Oye, ¿el Monopoly se creó en tú país, no? ¿Y si jugamos a ese?

Si no recuerdo mal, estaban todos en un hueco encima de la puerta del salón.

-¡Sí, sí! ¡me gusta el Monopoly!

Por alguna razón ese juego se me daba más fácil que otros.

-Bien, iré a buscarlo.

Fui al salón, miré la televisión encendida un momento. Todavía estaban dando las noticias, me pregunto cuánto terminan. Cogí la caja polvorienta del Monopoly y la llevé a la cocina.

La deposité sobre la mesa y le quité la tapa.

-Elige figura.

-...¿Tienes el perrito?-

Lo encontré, cogí la pequeña figurita y sonreí.

-¡Muy bien!-

Cogí la figura del sombrero. Saqué la caja con los billetes, desordenados. Los coloqué, saqué las tarjetitas de propiedad y lo puse todo colocadamente al lado.

-¿Hago de banca, da?

Extendí el tablero en la mesa.

-¡Está bien!-

Era lo más divertido, pero lo dejé pasar. Jugué un rato con el perrito antes de empezar a jugar.

Cogí los dados de la caja.

-Quien saque la tirada más alta empieza.

Lancé los dados, cinco y uno. Los dejé en la mesa.

-Seis, ahora tú.

Cogí los dados y los lancé

-¡¿Eh?!-

Uno y uno. El número más bajo que puede haber en dos dados.

-Creo que empiezas tú...- Suspiré