En Rusia! c:

-O-oh...claro...

Junté todas las cosas e hice la ensalada más grande y mounstruosa habida y por haber. Después de todo las ensaladas no quitan demasiado el hambre; luego le agregué mucho limón, aceite y sal.

-Muy bien, ya está lista.- Sonreí, orgulloso de mi trabajo. A la vista no parecía tener mal sabor.

Miré el plato. Bueno, espero que lo haya intentado al menos.
Puse la tortilla en un plato, lo dejé en la mesa y me preparé la ensalada.

-¿Qué quieres de beber?

Me eché un poco de ensalada a la boca sin poder aguantar, como me lo esperé, tenía buen sabor.

-...¿Tienes Coca-cola?- Sonreí, dando la "dieta" por olvidada.

Asentí y saqué una botella monstruosamente gigante de Coca-cola de la nevera, pero seguro que en su casa habían más grandes aún.

Le serví el vaso hasta arriba y la dejé en la mesa. Cogí mi ensalada, la llevé a la mesa y me senté.

-¿Qué tal está la ensalada? Parece tiene demasiadas cosas, pero lo que importa es el sabor.

Sí, definitivamente lo estaba pasando en grande con la comida.

Me eché más ensalada a la boca y tragué.

-¡Tiene muy buen sabor! ¡No me lo esperaba de unas cuantas plantas y estas...cosas que comen los animales!-

Tomé mi vaso de Coca-cola y le dí un gran sorbo.

-Sí, importa el sabor, pero también el que no de hambre tan pronto.

Comí un poco de tortilla.

-¿Desde hace cuánto que no comías una ensalada?

Buena pregunta.

Me eché más ensalada a la boca

-La verdad no lo recuerdo...Probablemente hace...nunca

Le miré asombrada.

-¿Nunca...habías comido una ensalada?

Y eso que está a...dieta.
Empecé a comer la mía.

-No que recuerde...

Miré abajo, mi ensalada ya había desaparecido. Tomé otro sorbo de Coca-cola

Impresionante.

Llevé los dos platos de ensalada al fregadero.

-¿Quieres esa media tortilla?

Sonreí.

-¡CLARO!

La tomé con las manos y más que comerla la tragué.

-¿Quieres que lave los platos?- Sonreí, quizá no sabía muy bien como hacerlo, pero lo podía intentar

-Oh, no, no. Eres el invitado.

Cogí el plato de tortilla y lo llevé también al fregadero.

-¿Quieres seguir jugando al Monopoly luego?

Empecé a lavar un plato.

Miré hacia los lados, mi casi-derrota me había quitado todas las ganas.

-P-pero...¿Por qué no salimos a dar un paseo? ¡El día no está tan malo!

Sonreí, ni siquiera había mirado por la ventana.

Cogí un plato y me asomé a la ventana mientras lo limpiaba un poco.

-Aquí hay un fenómeno conocido como noches blancas, nunca se hace de noche en esta época del año.

Recordé lo que me dijo cuando llegó.

-Y tendrás frío.

Dejé el plato en el fregadero y le eché agua encima para lavarlo. Lo cogí y lo sequé.

-Pero si quieres, vamos.

-¿Nunca se hace de noche? ¡Genial!

Miré por la ventana

-Anda, el frío es lo de menos. ¡Vamos, vamos!

Encogí de hombros y dejé el plato por ahí.

-¿Quieres otra chaqueta?

Luego si tenía una hipotermia no sería mi culpa.

-Hmmm...

Recordé que afuera estaba bastante frío, y por el cambio de temperatura podía coger una enfermedad.

-Está bien- Sonreí

Cogí un pesado abrigo de piel de un armario.

-¿Este estará bien?

Es un poco grande, pero no sé.

-Sí, creo

Me lo probé, estaba un poco grande, pero me agradaba

-¡Perfecto! ¡Ahora vamos aufera!

Tironeé a Ivanna de un brazo como un niño pequeño.

Me tiró del brazo.

Una vez fuera, miré alrededor.

-¿Te gustaría visitar algún sitio en particular?

Pestañee, no sabía demasiado de Rusia

-No lo sé, alguno bonito.

Sonreí bobamente

-Hmm.

Pensé.

-Podríamos ir a un museo.

Miré a Alfred y me reí un poco. Parecía un oso.

-Oh, ¡Por mí está bien!

Ivanna me miró y rió.

-¿Eh?

Me miré en una ventana, tampoco pude evitar soltar una risa. Gruñí en un intento de imitar a un oso.

-Entonces, ¿Hacia dónde?

-Hay que tomar esta avenida y seguir andando... está al final. Ven, por aquí.

Y me fui andando muy rápidamente por una calle, para que Alfred tuviera que darse prisa en alcanzarme y no se quedara en medio de la nada pasando frío.

Seguí a Ivanna, apurando el paso para alcanzarla.

-¿Como cuánto tenemos que caminar?- Me quejé, por fin yendo a su paso.