Casa de USA

¿Ah, que América vive en Washington? ¿Y desde cuándo? Yo pensaba que vivía en Nueva York. Bueno, iré a visitarlo.

-¿Alfred? -dije dándole al timbre de su casa.

Alfred sintió el timbre de su casa, se levantó y fue a abrir, estaba esperando a Ivanna hacía unos minutos

-¡Ya voooy!- Gritó

Abrió la puerta y sonrió

-Jaja, ¡Por un momento pensé que no ibas a venir! ¡Pasa, pasa!-

Pasé. Este sitio es más grande que la última vez que vine, creo. Busqué ese gigantesco sofá que suelen tener todos los estadounidenses delante del televisor y me senté.

-¿Y bien, qué tal?

Se sentó junto a ella y suspiró, como si el hecho de sentarse nuevamente fuera un relajo absoluto

-Bien, bien, todo bien por aquí - Sonrió - ¿Y tú?

-Bien, también, como siempre.

Me quité la bufanda, ahí dentro hacía mucho calor, y la puse encima de las manos. Busqué un tema de conversación para romper ese silencio.

-¿Es verdad que tienes un alienígena?

- ¡Oh, sí! ¡Tony! - Lo llamó, pero no apareció nadie

- Mh, debe estar por allí. - Encogió los hombros

Dirigió su mirada hacia ambos lados, aún buscando al dichoso Alien, y después de un momento sintió su estómago sonar - ...Me entró hambre... ¿Quieres ir a comer algo?-

-Ok -dije tratando de simular entender perfectamente todas las expresiones del inglés americano.

Vi la hora, eran la una y cuarto. Miré a Alfred esperando a que dijera algo, como un acto reflejo.

-Tengo ganas de comer hamburguesas...¿Quieres ir al McDonalds? ¡Yo invito! - Sonrió de nuevo y se incorporó, tendiéndole la mano a Ivanna, incitándola a que también lo hiciera.

Asentí.

-¡Está bien!

Ahora, me dan ganas de haber visto a ese dichoso alien que dicen que dominará el mundo.

-¿Dónde queda?

-No queda lejos, ¡Vamos!- Sonrió

La tomó del brazo y salió de la casa con ella.

América me tomó del brazo y empezó a arrastrarme hasta ese sitio con una velocidad que, que no sabía que las personas gordas tenían tanta fuerza.

-Sí...sí... - dije rápidamente, no creo que me hubiera oído.

Después de un par de minutos llegaron, entraron y Alfred buscó una mesa con la mirada.

-Eh, ¡Ahí hay una!- Señaló -¿Qué quieres comer? Yo voy a pedir, tú ve a sentarte-

No le gustaba que lo atendieran en la mesa, le gustaba ir a la caja y sentir aquel olor a frito que tanto le gustaba.

Asentí y fui corriendo a esa mesa para que nadie se sentase antes. ¿Habré quedado como una loca...?

Hice una cosa que me gustaba mucho, espiar la mesa de al lado. Habían tres pobres desgraciados que un día serán uno con hermano Rusia y dos niños. Todos comían hamburguesas.

-¿Hamburguesas? ¿Aquí venden...hamburguesas? -dije para mí misma.

¿No eran la comida típica de Inglaterra las hamburguesas?

-Sí, venden hamburguesas, pero puedes pedir otra cosa si quieres...- Sonrió

-¿Y? ¿Qué quieres pedir? - Dijo en un intento de apurar la decisión de Ivanna.

Miró ansioso a la caja, viendo llegar a una familia y ponerse en la cola. Deseó con todo su ser que no siguieran llegando personas antes que él.

-Eh, pues...una....hamburguesa....-miré la cara de Alfred, parecía angustiado - normal, ¡sí, una normal! Con lo que le suelen poner, ¿da?

Tosí, este ambiente no es bueno para el ser humano.

-¡Ok!- Caminó casi corriendo a la fila, mirando hacia delante cada cierto tiempo para ver cuánto faltaba.

Cuando por fin llegó su turno, sonrió radiantemente.

-Cuatro Big Macs, por favor

No sabía a lo que se refería Ivanna con "normal", así que pidió la que más le gustaba, esperando que sus gustos fueran similares. Pagó y se ubicó al otro lado de la caja, esperando su pedido.

Me pregunto cómo sabrán las hamburguesas. Eché un vistazo a la caja, ya había pedido.

Volví a mirar a la mesa de al lado. Ya no habían cinco obesos felices con su comida, sino cinco obesos vomitando, ¿sería una buena idea todo esto...?

Alfred recibió su pedido, tomó la bandeja y volvió con Ivanna

-Compré cuatro, por si quieres otra - Sonrió, deseando que no fuera así -Y bebida Coca-cola, Te gusta así?-

Tomó una hamburguesa y le dió un gran mordisco. Luego bebió un poco de gaseosa

-Mmm, ¡Qué hambre! -

-Da.

Cogí esa especie de bollo manipulado genéticamente y lo mordí.

-Oye, qué buena - sonreí a Alfred.

Buena sí estaba. Otra no creo que pudiera comerme.

-¡Lo son! - Sonrió, terminando la primera.

Tomó otra y la mordisqueó

-¿Y fu fermano?- Habló, con la boca llena de comida -¿Como eftá?

Se va a atragantar. Le miré con un gesto de asco disimulado en una sonrisa.

-Bien, aunque algunos días te echa maldiciones, no le hagas mucho caso a eso.

Acabé la hamburguesa. Puse la otra en el lado de la mesa de Alfred incitando a que se la comiera, como un animal del zoo.

-Oh, ya veo.

Pareció no escuchar lo que dijo. Vió como Ivanna le acercaba la otra hamburguesa.

-¿Qué? ¿No te la vas a comer?

Trató de ocultar su felicidad, terminó la otra hamburguesa y la tomó

-Bueno, no debe desperdiciarse- Sonrió y le dió un gran mordisco

Negué, pero estaba demasiado ocupado con su hamburguesa. Bebí un poco de Coca-Cola.

-¿Cuántas de estas te comes al día? - me dio bastante curiosidad.

El americano se detuvo un momento. No había pensado en eso.

-Veamos...-Comenzó a contar con los dedos, tratando de recordar

-Bueno, depende del día...Pero más o menos de 5 a 10...Sí, creo.- Sonrió

Temrinó con la tercera hamburguesa y bebió un poco de Coca-cola

Me quedé en un estado de shock.

-¿Ah, sí...?

Eso significa que se morirá pronto. Eso significa que Arthur-san estará contento. Eso significa que los aliens dominarán el mundo. Eso significa que veo demasiadas películas.